sábado, 18 de abril de 2015

Un país moralmente débil

Opinión Aquí, mientras haya consumo, el Gobierno tiene derecho a la rapiña y la jefa es una papisa infalible. En el cuerpo argentino, la neurona que piensa la política está en el bolsillo. En la investigación que lo condujo a fundar la antropogeografía, Frederich Ratzel concluyó que la fuerza que permite a un gobernante ser arbitrario no radica en su poder, sino en la “debilidad moral” de los pueblos que toleran la arbitrariedad. Siguiendo el razonamiento del impulsor del concepto de lebensraum (espacio vital), Argentina no muestra la fortaleza moral que sí exhiben sus vecinos a la hora de poner límites a las arbitrariedades del poder.



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