Mundo Dilma Rousseff ha comenzado su segundo mandato con discursos, promesas y gestos que requerirán de un complejo equilibrio. Habló de la necesidad de adoptar medidas drásticas pero siempre prometió dejar intocables las conquistas sociales que marcaron estos 12 años de gestión del Partido de los Trabajadores (PT) en el Palacio del Planalto. Nominó semanas atrás a un ortodoxo como Joaquim Levy para delinear recortes y asumir un perfil que los mercados y la principal fuerza de oposición pedían al Ministerio de Hacienda.
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